Camiseta Milada - hombre

La condena de Horáková causó un gran revuelo en todo el mundo. Albert Einstein, Winston Churchill, Jean-Paul Sartre y otras personalidades famosas enviaron cartas al Presidente Gottwald pidiendo clemencia. Pero fue en vano. La propia Horáková no pidió clemencia, ni se rindió durante su interrogatorio, y a pesar del escenario predeterminado del juicio, supo resistir en algunos momentos y defenderse a sí misma y a sus ideales democráticos. Al fin y al cabo, Horáková defendió toda su vida los principios democráticos de T. G. Masaryk. Cuando aún estudiaba Derecho, se afilió al Consejo Nacional de Mujeres, luego al Partido Nacional Socialista Checoslovaco y a la Cruz Roja Checoslovaca. Durante la Segunda Guerra Mundial, participó activamente en la resistencia y fue cruelmente interrogada y posteriormente encarcelada por la Gestapo, incluso en Terezín. Tras la guerra, se convirtió en diputada y se manifestó en contra de la política exterior pro-oriental y de la expansión del poder comunista.

A pesar de la posibilidad de marcharse al extranjero, Milada Horáková permaneció en su patria y ayudó a personas a emigrar, se pronunció públicamente contra el gobierno comunista y estuvo en contacto con políticos exiliados. Hasta el final, siguió siendo una mujer fuerte y leal a su país, como demuestran sus supuestas últimas palabras: "Estoy cayendo, estoy cayendo... He perdido esta lucha, me voy con honor. Amo a este país, amo a este pueblo... Construyan su prosperidad. Me voy sin odio hacia ti... Te deseo, te deseo..." Puedes honrar la memoria no sólo de Milada Horáková llevando su retrato en tu camiseta, "con la cabeza bien alta".